IBAGUÉ. Desde que tiene uso de razón, Sandra López, tiene un sentimiento especial por los abuelitos. Ella dice amarlos.
Incluso recuerda que cuando tenía 12 años de edad, sus mejores amigas eran dos ancianitas que vivían cerca a su casa en un barrio de Pereira.
Por todos lados. “Hace 10 años, cuando llegué a Ibagué increíblemente vi muchos abuelitos abandonados. Me sorprendí porque eso no pasa en el ‘Eje Cafetero’”, le dijo a Q´hubo la mujer.
En ese momento nació el hogar geriátrico Ángel de Mi Guarda que ahora funciona en la Ciudadela Comfenalco.
De esta manera, en una casa de cuatro pisos vive la mujer, sus dos hijos (quienes también hacen parte de la Fundación) y 20 abuelitos que, en la mayoría de los casos, han sido abandonados por sus familias. “Hace cinco años tengo convenio con la Alcaldía y eso ha sido una bendición. Antes, el Hogar funcionaba sólo de las donaciones y era bastante difícil el sostenimiento, pues son 40 almuerzos al día (varios ancianitos van a almorzar), el recibo de energía llega por 700 mil pesos, en fin, los gastos son muchos”, agregó.
“Cuando salgo, prefiero no mirar mucho por ahí para no encontrar más abuelitos porque tengo el cupo completo y no tendría dónde darles cabida”, dijo.
Ella sueña con un día tener una casa a las afueras de la ciudad para tener la oportunidad de cuidar y brindarle amor a más abuelitos.
